Las Aves que Mejor Cantan en Chile

Pensaba en días pasados como responder a alguien la importante pregunta ¿cuales son las aves que cantan más lindo en Chile?, adentrándome en el asunto, lo primero que se me viene a la cabeza es que es bien difícil responder a tal interrogante, son muchas las  aves que tienen dotes de sobra para postular a los primeros lugares de ese premio de las artes musicales. Basta transitar por las ciudades, los campos o los bosques de Chile para darse cuenta que nuestro paisaje se encuentra bellamente poblado por innumerables y dulces melodías que quizás sin darnos cuenta nos acompañan permanentemente. Pues bien, tomando como base el notable trabajo del ornitólogo chileno Guillermo Egli Müller, VOCES DE AVES CHILENAS (ver acápite bibliografía), aboquémonos a responder esta elemental interrogante. Haciendo una primera preselección, veamos cuales serían los participantes de este verdadero Festival de la Canción de las Aves que Viven en Chile:   Creo que sin lugar a duda una invitada al certamen por todos los merecimiento que tiene, debe ser la esbelta Tenca (Mimus thenca) ; qué duda cabe también que el pequeño pero no menos empeñoso Chercán (Troglodytes aedon) también debe asistir a la competencia. Por otra parte siempre me han llamado poderosamente la atención del grupo de los Rhinocriptidos, hábiles políglotas, el Chucao (Scelorchilus rubecula) que nos increpa fuerte y claro desde las profundidades del Sur Araucano, también la Turca (Pteroptchos megapodios) que de las laderas de la precordillera de Santiago nos canta como hermosa odalisca y que en parte de su canto llora desconsoladamente a algún amor perdido. Además están el Tapaculo (Scelorchilius albicollis) y el Huedhued del Sur (Pteroptochos tarnii) , este último que también en parte llora sin consuelo, la perdida de los bosques del Cayumanqui y de Nahuelbuta, ambos, podría decirse, en sentido figurado, dos compadres buenos p'al canto uno del bosque y otro del campo. Sigamos pues con esta selección, afamado también en campos y ciudades es el Chincol (Zonotrichia capensis) que como gran poeta canta afinadamente su letra "¿... has visto a mi tío Agustín ...?" (lo que hacía muy feliz y ponía a  silbar en aquellas entretenidas tardes ya lejanas, tomando el té, a mi abuelita Maruja que era no vidente y a su marido mi querido tata Miguel Luis), pero no nos pongamos melancólicos por nuestros queridos viejos que ya partieron, sigamos que todavía nos quedan varios invitados. Como no extenderle tarjeta de lujo al señor Director,  el Zorzal (Turdus falcklandii) el que en todas las mañanas antes de que amanezca, empieza a ordenar a los artistas en las afueras de la ventana de mi dormitorio en plena ciudad de Santiago cantando a voz en cuello como si se encontrara con todo su auditorio ya despierto; y el pituco, el Tordo (Curaeus curaeus) que junto al Mirlo (Molotrhus bonariensis) , respectivamente como barítono y tenor, ambos con impecable traje de frac negro, se han arrancado del Teatro Municipal  para presentar sus áreas del gran Verdi al pueblo de Chile en parques y jardines de la ciudad. Para ir terminando y no aburrirlos con un muy amplio repertorio, creo que no debemos olvidar a la entonada Diuca (Diuca diuca) , mi inseparable compañera que junto a un buen libro hacen de las tardes veraniegas de la casa de mis padres en los campos sureños de Quillón, un inapreciable deleite. Saliéndonos de los pájaros canores y de otras hierbas,-ahora si qué término- venido de las noches de la Quebrada de Los Lingües de Miraflores de Curacaví, donde viven en medio del tupido bosque nativo mis muy queridos suegros Raúl y Annette, debe también asistir el gran señor Tucúquere o Ñacurutú (Bubo magellanicus) , el Búho más grande de América, el que en su propio nombre onomatopéyico ya nos señala su intrincado y curioso canto. Han quedado varios más en el camino sin ser señalados, pero en fin toda selección tiene una gran cuota de injusticia, que le vamos a hacer. ¡¡Que difícil tarea me he puesto yo mismo!!, Pero salgamos del embrollo, (nadie me obligó a meterme en esto) y cual versado jurado seleccionemos a los tres finalistas de esta gran competencia, observo y recorro en mi mente cada una de las presentaciones que con esfuerzo han realizado a lo largo mi vida estos distintos artistas y para ayudarme escucho con detención cada una de las grabaciones del gran Guillermo Egli. Sé que muchos no estarán de acuerdo, esto necesariamente es así, pero allá vamos. Hay que advertir que conforme a mis  muy particulares vivencias, a mis recuerdos, a mis emociones, dejo en los tres primeros lugares, no sin tener grandes dudas al respecto; a la Tenca
que no sin razón se le dice también el Sinsonte Chileno, gran imitadora que parada en la punta de una rama, de un poste de la luz o de un alambre del alumbrado o de una cerca,  parando intermitente su larga cola, es capaz de ir variando su canto en la medida que va aprendiendo como cantan otras aves de su vecindad; también al Chucao
que escarbando entre las ramas del bosque y corriendo bajo los helechos del estero se pasea  grave, inquieto y atento, observando a quienes los visitan en las inmediaciones de su impenetrable reino, con su cola bien parada para en cualquier momento a todo pulmón lanzar su bello y profundo canto, y por último al Chercán
empeñoso y diminuto cantante que no obstante su  tamaño, su fuerte canto inunda todo el paisaje rompiendo la quietud de la mañana, también con su cola bien parada (curioso, los tres finalistas son buenos para parar su cola). Oigo y escucho una vez más detenidamente sus entretenidas interpretaciones y lindos cantos y procedo a ordenarlos de la siguiente forma: i. El tercer lugar es para mi pequeño y fuerte amigo, el Chercán , que parado en la punta de un gran Nogal en el condominio donde vivo, me alienta antes de subirme al auto en la mañana temprano para partir a dejar a mis hijos al colegio y  luego ir a mi trabajo, probablemente si no fuera por este fiel compañero de todos los días, mi rutina sería muy distinta. ii. El segundo lugar lo entrego a la Tenca , otra gran compañera de fin de semana, que me ataja en los caminos de la precordillera de Santiago, donde me ve pasar en mi bicicleta y me canta con toda su fuerza, distintos cantos aprendidos para la ocasión, ella indudablemente me hace sentir muy especial. iii. Por último el premio mayor y primer lugar sin duda alguna es para el Chucao , quién como un mítico Chamán Lafquenche, desde lo más profundo del Bosque Araucano, en plena Patagonia: nos exhorta y nos llama a esta tarea de dar a conocer lo maravilloso que es el mundo de las aves y especialmente el de Las Aves que Viven en Chile